lunes, 16 de noviembre de 2015

Paris vaut bien une messe - París bien vale una misa

Foto: Robert Doisneau


Hollande ha dicho: Francia está en guerra.

La declaración es taxativa. El casus bellis está ahí, pero ¿a quién le declara la guerra? ¿Con quién está en guerra? Es demasiado fácil responder que lo está contra El Daesh o contra ISIS o contra lo que resta de Al Quaeda o contra el Boko haram, todas esos nombres impalpables a excepción de los 25 mil enlistados de manera convencional -ejército regular- que tiene ISIS sobre lo que han pre-figurado como Califato.

Pareciera que la vaga declaración Francia está en guerra sigue la lógica de lo que los radicales fundamentalistas islámicos ponen sobre el tapete: acciones ubicuas y omnímodas, pero si se va en busca de transparencia y polos a tierra, pensemos un momento en las doctrinas militares imperialistas seguidas hasta el momento: ataques con drones propagandeadas como "de bisturí" e incursiones sangrientas de unidades especiales militares en bodas tribales - campesinas, hospitales, refugios alrededor de  todo el planeta como "acto preventivo", o en el más clásico de los casos, movimiento de misiles ICBM para cercar a Rusia, a China y a Corea del Norte. Así, lo taxativo se vuelve casi existencial, como decir el alma humana está en guerra ¿quién está en guerra entonces? ¿El mundo? ¿Occidente? ¿Nuestra civilización?

"No podemos decir que ésta es una guerra de civilizaciones porque el Daesh ha demostrado que no tiene ninguna civilización... nosotros somos la cuna de los derechos humanos, la cuna de la República", esto puede resumir en algo la posición de contraataque francés, que es en sí el de la OTAN, pues para lanzar sus primera andanadas, la Fuerza Aérea Francesa ha tenido también que no reconocer que el territorio sirio al cual ataca forma parte del Estado de Siria con un presidente, guste o no, llamado Bashar al-Asad.

Es el mismo desconocimiento mutuo, entonces, la misma posición asumida por medio mundo árabe en cuanto la existencia de Israel o de los valores culturales occidentales entramados dentro del mundo árabe por la dolorosa historia en Beirut, en Casablanca, en Damasco, en Bengazi, El Cairo o en cualquier otra mezcla de civilizaciones que permitió que fueran los doctores islámicos los que resguardaran para todos y todas el legado disperso de las obras científicas y literarias del mundo greco-latino.

Declararle la guerra a la nada es declararle la guerra a todo. Cualquier punto de esa nada -parodiando a Giordano Bruno- puede considerarse un ataque al todo. El terrorismo -que también es una acción de ataque a la nada y que implica desconocer- puede adquirir mil formas y suposiciones basadas en la escalada moral que adquiere con lo de París una segunda gran etapa desde los ataques al World Trade Center. Las dos Repúblicas ejes de la dinámica occidental por fin alinean sus astros y se duelen con la misma intensidad. La pregunta será entonces ¿Será ya la chispa de ISIS-Daesh-Al Quaeda-Boko haram una constelación mayor, por supuesto, a dos astros?

En la famosa polémica entre los franceses Sartre y Lévi-Strauss se podría encontrar el cimiento académico que luego, como cada hecho del pensamiento, ha ido convirtiéndose en arsenal teórico de políticas guerreristas:

Sartre: Estudiar al ser humano como si la vida humana en sociedad fuera la de una colmena o una colonia de hormigas equivale a no estudiarlo del todo, o dejar fuera de consideración lo esencial.

Lévi Strauss respondió: Pretender introducir el concepto metafísico de libertad en un mundo que está regido por leyes precisas e inmutables lleva, ineluctablemente a desembocar esta pretensión en una espiritualidad sin fundamento.

Mientras reflexionamos sobre este profundo debate entre estos dos colosos del academicismo occidental las bombas y asesinatos indiscriminados continúan. París bien vale una misa, pero ojalá no sea la misa fúnebre de esta etapa humana.

F.E.

1 comentario:

clara díaz pascual dijo...

Extraordinaria reflexión, amigo. Gracias. Clara.