miércoles, 17 de junio de 2015

Mañana es abril - Krisma Mancía, El Salvador

Era el último día de marzo. Krisma estaba de visita en Tegucigalpa. Terminábamos un paseo por el centro y ya nos despedíamos. Con cierta nostalgia le dije "mañana es abril, Krisma", y ella me respondió: ese es un poema y lo haré. Este es el resultado, un poema bello que sirve ahora como eco.

Mañana es abril.


No me sueltes. Odio los abrazos. Si alguien me toca sin aviso, duele. Sabes que el abrazo es un milagro y debemos estar preparados. Tomar la ternura por la cintura. Presionar un cuerpo contra un pecho. Engarzar el cuello en otro cuello. Es un milagro. Una comunión. Un arte imaginar que dos latidos se unen. No me sueltes. Mañana es abril. Y hoy que quiero vivir, ya es tarde. Ya es demasiado tarde. La muerte me pilla por el vientre, por donde más me duele, por donde más he vivido. Vámonos. ¿Dónde? Donde no hay respuesta. Es como saludar a la estatua de la libertad o besar por primera vez o encontrar una moneda en el asiento del bus o tener una fotografía en blanco y negro o cuidar un gato invisible o regar las plantas de tu ex novia. Somos buenos amantes cuando viajamos. Inocentes cuando mentimos que conservaremos el recuerdo intacto. Mañana es abril. No me sueltes. No quedará nada después. A lo mucho astillas. Y las tazas astilladas no son más que mala suerte. Ahora que quería vivir, la vida que golpee con furia se niega a seguirme. La golondrina abandona el nido y deja el papelito blanco tan temido: “Estoy ácida”. Prometen esculpirme una preciosa galería de heridas. Será sencillo: cortarán aquí, coserán allá, sellarán, meterán… Suena a carnicería, doctor. Dos ovarios tamaño anormal, ¡por favor! Bromeo. Me río por no soltarme. Abrázame. El abrazo es un milagro. Nunca entendí las señales. Siguiente mentira.

K.M.

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