sábado, 19 de abril de 2014

Dos de Ezra Pound



Encargo

Id, canciones mías, al solitario y al insatisfecho,
id también al desquiciado, al esclavo de las convenciones,
llevadles mi desprecio hacia sus opresores.
Id como una ola gigante de agua fría,
llevad mi desprecio por los opresores.

Hablad contra la opresión inconsciente,
hablad contra la tiranía de los que no tienen imaginación,
hablad contra las ataduras,
id a la burguesa que se está muriendo de tedio,
id a las mujeres de los barrios residenciales,
id a las repugnantemente casadas,
id a aquellos cuyo fracaso está oculto,
id a las emparejadas sin fortuna,
id a la esposa comprada,
id a la mujer comprometida.

Id a los que tienen una lujuria exquisita,
id a aquellos cuyos deseos exquisitos son frustrados,
id como una plaga contra el aburrimiento del mundo;

id con vuestro filo contra esto,
reforzad los sutiles cordones,
traed confianza a las algas y tentáculos del alma.

Id de manera amistosa,
id con palabras sinceras.
Ansiad el hallazgo de males nuevos y de un nuevo bien,
oponeos a todas las formas de opresión.
Id a quienes la mediana edad ha engordado,
a los que han perdido interés.

Id a los adolescentes a quienes les asfixia la familia...
¡Oh, qué asqueroso resulta
ver tres generaciones reunidas bajo n mismo techo!
Es como un árbol viejo con retoños
y con algunas ramas podridas y cayéndose.

Salid y desafiad la opinión,
id contra este cautiverio vegetal de la sangre.
Id contra todas las clases de manos muertas.


Los demás

¡Oh minoría indefensa de mi patria,
oh restos esclavizados!

Artistas que os habéis roto contra ella,
descarriados, perdidos en los pueblos,
objetos de recelo, de malediscencias,

amantes de la belleza, famélicos,
frustrados por los sistemas,
indefensos contra el control;

vosotros que no podéis rendir al máximo
por seguir buscando el éxito,
vosotros que solo podéis hablar,
que no encontráis el coraje para reafirmaros;

vosotros cuya sensibilidad más fina,
se rompe contra el faso conocimiento,
vosotros que tenéis sabiduría de primera mano,
los odiados, los encerrados, en quienes nadie confía,

daos cuenta:
yo he capeado la tormenta,
he vencido mi exilio.


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