jueves, 30 de diciembre de 2010

Estación Limbo 13: Corto circuito

Tengo pequeños conflictos en los cuales me es difícil razonar a tiempo. Soy un perro rabioso entrenado para detectar el olor de la policía. Por años, he sido encerrado y amordazado con la tela azul, entre pilas de uniformes y retazos de lona. En la calle detecto cuando se acercan, y entonces comienzo a echar espuma por la boca y como araña, subo y espero en las paredes, como un grafiti cualquiera, intermitente, como un rótulo de neón.


Los dejo que se acerquen con su gerigonza de cuartel, dejo que expriman hasta la última silaba y ahí mismo salto a sus cuellos. Entre dientes, sin despacharlos de una sola vez, les pido que canten elhimno que mejor recuerden de la época escolar, y sin pensarlo dos veces -y por lo general- me cantan un estrepitoso himno a la madre, jurando por su honor que nunca ofendieron a nadie, que todo golpe ha sido dado con cariño, como cuando de repente, el niño hastiado del juego, pega al osito de felpa para que reaccione o diga algo.


Tengo pequeños conflictos, la mayoría de ellos inocuos. Sentado frente al procesador de la oficina hago detonar micro bombas de hidrógeno. Toda la oficina es un atolón en prueba perpetua. No soy un perro en la oficina. Soy esa luminiscencia que irradia un calor benéfico y que, de vez en cuando, provoca bajones de electricidad misteriosos.

F.E.

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