viernes, 15 de octubre de 2010

Tocoa: los altos hornos

He venido a los hornos. A los hornos del Aguán.

Se avanza, se despliegan los kilómetros, es lejano, muy lejano. Casi 10 horas de carretera, y que conste, en carretera pavimentada y a buena velocidad, y aún así, este no es el fin del litoral Atlántico: después sigue Olanchito, Trujillo, Batalla, toda la enormidad de la Mosquitia.

El bastión es un horno y nos viene custodiando un interminable ejército de palma africana. Las hileras crean bosques espléndidos, columnatas vegetales que sostienen un cielo de plomo. Sigue el efecto en los ojos como un multiforme espejo frente a otros miles de espejos. Rebasamos ciclitas, carretas, tormentas súbitas y de pronto, la imagen o la visión que pudo tener Buda en su iluminación: las montañas poderosas cubiertas de niebla y el verdor frenético, el espacio, el espacio, el enorme espacio de Colón.

Nelsón Pavón viene cantando en silencio, los poetas Florián, René Novoa, Magdiel Midence y yo, le seguimos el susurro por largas horas. Luego reímos de pura desesperación ¿pero dónde queda Tocoa? Cantamos entonces, sospechamos apenas, la distancia nos va limpiando.

Pasamos Sabá, pasamos vigorosos ríos que saltan desde cualquier lado. Los puentes son los más grandes de Honduras, como debe ser en una tierra de tanta amplitud. Se siente la fuerza de los elementos. Aquí todo es pleno: las plantaciones que un día serán del pueblo, las mujeres hermosas y valientes de los valles, los hombres sin tapujos, la cultura del poder desde la sangre, el hervor, pues, el magma de la naturaleza.

Los cetaceos de lujo, los tiburones de platino merodean en cada calle, casi todos de último modelo. La gente "que tiene" quiere mostrar "que se tiene". El poeta Nelson Echenique nos sirve de Virgilio. Délmer y Teatro La Siembra ya han alcanzado la vanguardia, desde ayer. John Connolly y Martín Cálix ya repatieron su canto.
Apenas hemos llegado y ya estamos en torno a una mesa leyendo poesía de Martín Paz y luego la nuestra. Nelson Pavón desenfunda y comienza la refriega hasta que nos rendimos ante el peso de la distancia.

Tocoa se ha abierto y ya nos iremos a leer a las plantaciones del MUCA.

Comienza a zumbar el sol.

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