viernes, 5 de febrero de 2010

Philosophiae Naturalis Principia Mathematica - Fabricio Estrada

al compañero Alex Palencia

ante la noche
la abuela hilaba un manto.

Como una anciana inca
confiaba a los hilos
el destino de todo cuanto había que hablarse.

En el manto,
contaba la historia del Dios ausente
que al mirar lo bello del Edén
se quedó para siempre dentro de él
como un jardinero
enamorado de sus flores.

La Luna brillaba
tan madura que de pronto
-con el peso de tanta luz-
cayó
como un fruto imprevisto
sobre el tejido,
rompiéndolo.

La abuela tomó la Luna.
Pensó.
Y sin mediar palabra
me llevó de la mano;
comenzó a explicarme
deslumbrada
las leyes del universo.

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