domingo, 31 de enero de 2010

Sustancia y vacío cultural en el golpismo hondureño - Fabricio Estrada

Ponencia para el espacio Arte y Derechos Humanos en el marco de la Resistencia, realizada por Artistas en Resistencia el 28 de diciembre del 2009 en Mujeres en las Artes (MUA), Tegucigalpa -
Por Fabricio Estrada


A mi me gustaría indagar basándome en una cita de Roberto Bobbio que dice que en un mundo de absolutas verdades hace falta –mejor- crear dudas que certezas. Esto en relación a los textos del Artista en Resistencia, vistos como choque, trajo consigo la revitalización del discurso y la reflexión acerca del papel y el compromiso artístico en las políticas del movimiento de masas.
También, parto desde la premisa que el Estado siempre busca organizar las manifestaciones culturales, y ese es su intento básico: organizar con el fin de oficializar una cultura para mostrar al mundo.


Ante ello hay un golpe que permanentemente existe, con Golpe de Estado o sin él, por el hecho de la anarquía artística, de la anarquía estética, por todo aquello que tenga que ver con el devenir o la sustancia del artista. Por lo tanto el artista siempre tendrá una posición de contracultura con respecto al Estado. Entonces, diré, afirmándolo, que el artista es un ente contracultural y no un creador de cultura.


Es evidente que con el Estado que ahora se instaura después del Golpe Militar, vemos la regresión del papel del Estado hacia la promoción de moldes folclóricos en lugar de moldes culturales amplios, ¿Por qué? Porque el acto que han hecho es un acto primitivo, un acto retrógrada con el cual quieren cimentar o crear una nación basados en los hechos del folclor y lastimosamente usando las canciones del ritual erótico miskito para convertirlas en un asquear metódico con su uso en las cadenas televisivas donde emiten sus comunicados.


El estado usurpador ha llevado a cabo una regresión en todos los valores y por lo tanto indica que con mayor énfasis ahora el Estado se enfrenta al sentido contracultural del artista, y por lo tanto considero muy natural que el artista se haya enchufado y sintonizado al acto contracultural convocado durante estos pasados meses por la militancia de la Resistencia, incluso como militante anónimo, en la masa.

Dicho lo anterior, ha habido un acto histórico de ruptura con respecto al Estado impuesto, aunque siempre –el artista- haya estado en permanente ruptura, ya que el deber de un artista es el de mantenerse en la ruptura estética y también con respecto a la opinión ciudadana.
Como decía Tito Ochoa hace unos meses, el artista será el eterno sospechoso, el eterno insurgente ¡debe serlo! Entonces, ante un Estado que pone la certeza absoluta que la democracia –entendida a través de la brutalidad- es la validadora de la ciudadanía, o que la paz granítica es el muestrario nacional, obviamente surgen los artistas en Resistencia aunados a la organización Artistas del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado.


Esta unificación de “artistas del Frente” fue un acto reflexivo-grupal que tuvimos alrededor de 30 artistas, para determinar que no éramos solamente “artistas en Resistencia”, sino que nos adjuntábamos a las directrices y estrategias del Frente Nacional, y por lo tanto nos convertíamos en entes luchadores, militantes, pro-estéticos contra el golpe. Esta fue la reflexión que tuvimos antes de iniciar todas nuestras actividades.

Sin embargo, es mi deber decir que antes de todo esto, el movimiento artístico en todas sus facetas tenía su “movida” cultural (utilizando la palabra española que se generalizó tras la salida del franquismo), pues salíamos de una nebulosa en los años noventas, y entrábamos a una infinidad de manifestaciones de todas las disciplinas artísticas, hasta ser coartadas por este Golpe de Estado.


Me atrevo a decir que la punta de lanza de esta movida cultural –y sobretodo con la llegada del posmodernismo al uso común estético y discursivo- fueron los artistas visuales con la instalación y el performance… ellos fueron los principales grandes gestores de esta movida, que más que una movida de actividades fue una movida mental, de actitud del artista hondureño para indagar y poner en duda los hechos consumados que quiere oficializar todo Estado.

Debo decirlo también, que desde el sector de la poesía, el Colectivo de Poetas Paíspoesible hizo el intento y logró alcanzar ciertos logros en cuanto a una intervención real de nuestra realidad, con un proyecto que para nosotros sigue siendo la gema de la corona de Paíspoesible: el Taller AcercArte entre los reclusos de la Pandilla Barrio 18. Con los compañeros Salvador Madrid, Samuel Trigueros, Javier Espinal de Acción Universitaria y yo, logramos tener injerencia en el discurso oficial que promovía que el marero era una máquina carnicera, discurso promovido por el entonces Ministro de Seguridad, Oscar Álvarez, que con este gobierno regresa y seguramente regresará con la sentencia que el ser humano en resistencia es proclive a la carnicería… seguramente intentará justificar desde ese lado sus actos oficiales.


Hicimos esa intervención con el Barrio 18 y logramos asimilar que no íbamos a cambiar la mentalidad de los miembros de la pandilla pero sí íbamos a entender ciertos mecanismos que relacionan al ser en resistencia desde la mara con respecto a esa permeabilización de una verdad que sugiere el Estado como absoluta.

He descrito lo anterior como contexto para evidenciar que siempre hemos tenido un choque contra el Estado desde lo alternativo, ya que el Estado visibiliza al artista hasta que colisiona con el artista y sus proyectos, y esta colisión se ha prolongado desde la creación fantasmagórica del Ministerio de Cultura por los gobiernos militares como ornamento cívico, una “ducha” en la que se bañaron de democracia para darle una carnada al pueblo hondureño. Sin embargo, esto dio como resultado un Ministerio de Cultura insustancial porque la cultura promovida ha jugado a la par del discurso del sistema, un sistema cuyo discurso esencial ha sido el hedonismo, distribuido masivamente a través de los espacios culturales de los medios y a estos, lo que les interesa, es la promoción del hedonismo con el fin de crear una cultura light, y a la par de la cultura light está el folclor… entonces, esta combinación se encarga de discriminar y de forzar una acción paralela en la actividad del artista conciente, del artista revolucionario.


Decía Antonio Negri: “Siempre consideré –con la oficialización del Estado- que no son los intelectuales los que inventan las formas en las cuales se organizan las masas, son ellas las que proponen a la reflexión las formas bajo las cuales actuarán esos intelectuales”, o esos artistas. Eso, porque hemos llegado al punto de la participación intelectual. Hace unos días, teniendo una conversación con el poeta Jorge Martínez, él me decía: “Fabricio, el intelectual no es un creador de consignas, el intelectual debería ser tomado en cuenta como un ente teorizador que conduzca a la creación de manifestaciones prácticas dentro de la lucha”, y creo que tiene toda la razón.
Dentro de Artistas en Resistencia nos hemos invisibilizado para crear un marco donde la tribuna abierta y popular sea la bandera, tanto por la convicción que no seríamos nosotros quienes íbamos a subir a las tribunas para dar un dictamen estético cuando el pueblo ya estaba hablando en el formato poético a través de sus alocuciones y también, por la pugna a sottovoce de los mismos artistas que han visto como oportunismo este tipo de participaciones.

Dicho lo anterior vale la pena reflexionar sobre ello, y por eso vuelvo al punto del artista como eterno sospechoso, y aquí, la desconfianza probada y promovida por el sistema puso en desconfianza inicial al artista dentro del frente, precisamente porque la actividad artística siempre ha sido la de menor presupuesto (ya que estamos sustentados por una sociedad donde los valores económicos son la regla y que convierte toda mercancía en un valor moral, en un valor distintivo) no se nos tomó en cuenta -en su dimensión real- todo el empuje que tuvimos en las primeras dos o cuatro semanas, precisamente por esa razón natural del bajo presupuesto determinado siempre para el artista. Y sin embargo, desde Artistas en Resistencia logramos crear una plataforma que le dio alma a la lucha.


Pasando a otro plano, diré que hay un vacío cultural que el régimen confronta actualmente, por el hecho que los Artistas en Resistencia desaparecimos de las primeras planas o de las páginas culturales que los medios golpistas tienen en sus diarios. Entonces ¿quiénes son los que levantarán u organizarán el hecho estético de un país que tiene en las filas de la Resistencia a sus mayores exponentes? ¿A quiénes tendrán de muestrario artístico estos medios? ¿Cómo lograrán crear un pensum que valide culturalmente a este Golpe de Estado? Ellos desearían tener una Leni Riefensthal o un Heidegger entre sus filas… pero obviamente no los tienen, a menos que Segisfredo Infante sea Heidegger o César Indiano una Riefensthal.

Me pregunto esto porque el golpismo ya está echando mano no de teóricos nacionales, sino que de lobbystas e intelectualoides gringos o latinoamericanos, o rebuscando un apoyo teórico en artículos de vieja factura de Vargas Llosa, Montaner y otros reconocidos apologetas de la Derecha… ¿Cómo enfrentarán la deserción artística de las filas de la nacionalidad impuesta por medio de la brutalidad?


Al llegar a este punto, en que el golpismo se da cuenta que el artista reconocido se ha unido a la Resistencia, comienza a perfilarse algo que maneja muy bien todo sistema que se ve abandonado por su pensum intelectual: es el asumir el recurso de la fuerza bajo la premisa “dado que no lo puedo tener por las buenas lo tendré por las malas”; y no va a ser esto para atraerlo al redil, ya que ningún Estado puede obligar a un artista conciente a escribir o crear lo que le dictan a favor de un régimen dictatorial, no, lo harán pertenencia del régimen aniquilándolo con la fórmula “si no está con nosotros que desaparezca”. Esto ya se hacía en las guerras del mundo maya, como bien lo describen los murales de Bonampaks –y en muchas otras culturas antiguas también-, los primeros a quienes les cortaban las manos en la derrota era a los escribas ya que ellos serán siempre quienes escriban la historia. Así, la violencia se convierte en clave de mando u organización, y es una de las facetas terribles que ya estamos viviendo y que vendrá consuetudinaria en los próximos meses, y hay que asumirlo ya que es lo que trae el régimen en su relevo.


El régimen actual ya ha hecho un progrom mental con respecto al artista en Resistencia, y lo que se le viene al golpismo –si quiere perpetuarse- es iniciar de cero la construcción de su simbología, y definitivamente, estos símbolos, carecerán de la sensibilidad hacia las causas sociales y por lo tanto harán apología de una sensibilidad frígida, inhumana, exactamente lo que venían promoviendo los medios a través del hedonismo, el hedonismo que permite todo y que asegura que hay libertad pero todo está prohibido; el hedonismo donde toda sustancia se elimina, como es ejemplo y retomando conceptos de Zizec- la promoción masiva de tomar café pero descafeinado, tomar Coca-Cola pero dietética, beber alcohol pero sin emborracharse, fumar pero con la advertencia de que el tabaco mata… ¿Pero por qué? Porque podés obtener todo lo que querrás pero con la sustancia eliminada… es decir: existirá siempre una cultura en Honduras, pero insustancial, sin sus artistas, una cultura fantasmagórica, y por lo tanto, podés creer que en Honduras existe el arte y la cultura, pero sin los incómodos artistas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ustedes si tienen a grandes intelectuales como rigo paredes, el Noam chomsky hondureno al menos los tres segundos del ano que esta sobrio...es que de ese cafetin bohemio de paradiso destila la intelectualidad de honduras jajajajaja si alli solo se llevan un grupito de bolos que se pasan aplaudiendo los poemas feos que escriben jajajajajajajajajaj probresitos... pero repitance todos los dias que son parte de las letras hondurenas un dia talvez se lo creen