viernes, 25 de diciembre de 2009

El hombre muerto


Muy bien: ¿cómo es un hombre muerto?


¿Qué ve y qué prefiere ver un hombre muerto?


Soy un hombre muerto.


Un poeta aniquilado.


Un poeta esfumado (hermosa conquista de Da Vinci - sfumato)


Muy bien: tengo pocas horas. Me buscan.


Soy la espiral galáctica que se cierra y busca el núcleo, que se desploma sobre sí misma, que se contiene y luego explosiona.


Soy un hombre muerto y todos esperan la noticia. Apenas hecho de menos la pobreza del detalle, la pobreza del obituario... me arde la poca belleza de mi epitafio.


No enviaré correos y revisarán de manera póstuma lo que ahora escribo.


Poca profundidad le dio al fósil el tiempo y así, los huesos fueron pasto de museos, estudio de sabios, folclor de humanoides.


Me levanto temprano y hago el simulacro del ciudadano. Le muestro a todos la cicatriz de los clavos. Santo Tomás clava de nuevo su lanza, escarba y apenas cree que la muerte es un final de leyenda.


Soy un hombre muerto


y no lo cree nadie.


F.E.

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