lunes, 11 de mayo de 2009

Mike Harrigton

“Si hay un avance tecnológico sin un avance social, se produce, casi automáticamente, un aumento de la miseria humana, del emprobrecimiento”

Mike Harrigton (1928-1989) ha sido uno de los intelectuales socialistas de más peso en los Estados Unidos. Su libro La otra América: Pobreza en los Estados Unidos (Nueva York: Macmillan, 1962) tuvo un gran impacto en la América de los años sesenta, incluso en las políticas contra la pobreza de Kennedy y Johnson. Fallecido hace 20 años, él no pudo ver toda la hipertrofia de la tecnología, pero sí diagnosticó con claridad, frente a los tecnócratas, que el progreso tecnológico sin avance social incrementa las diferencias económicas y la pobreza.

No es el ser humano el que tiene que estar supeditado a las lógicas ciegas de los avances tecnológicos al servicio de las economías dominantes, sino que toda la organización de la ciencia y la tecnología, la política y la economía, la cultura y las instituciones sociales deben estar al servicio de lo humano. Y, muy especialmente, debemos luchar por ese gran objetivo del milenio que es la reducción progresiva de la pobreza en el planeta, hasta su total erradicación.

Ahora que se buscan nuevas fórmulas para salir de la crisis, sin volver a los momentos anteriores (que fatalmente provocarían nuevas y mayores crisis), es bueno recordar una propuesta con apoyo creciente: la creación de un salario mínimo social que permitiera a todo ser humano vivir con dignidad y aspirar a los beneficios del conocimiento.

La alimentación básica, la vivienda con unos mínimos de dignidad, la salud y la educación deben quedar al margen de esa búsqueda desmedida del lucro que prefiere en ocasiones la destrucción de alimentos a su entrega a quienes mueren de hambre, para mantener precios artificiales e inmorales márgenes de beneficio.


Del blog de Manuel Ángel Vásquez Medel, Blog sobre estudios culturales, creatividad y comunicación, Sevilla, España

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