jueves, 27 de noviembre de 2008

La guerra del Coltán, África


La guerra civil que azota a la República Democrática del Congo, se comenzó a fraguar durante el genocidio ruandés en 1994, durante el cual la etnia hutu perpetró la matanza sistemática de 1 millón de tutsis, envalentonados por el retiro de las tropas belgas y la vista gorda de las Naciones Unidas. Al desplazamiento de los tutsis y hutus hacia el Congo en busca de refugio, siguió una intervención armada que transformó a la antigua Zaire en la R.D. del Congo, en medio de una guerra civil entre 1998 y el 2002 que provocó cerca de 5 millones de muertos por consecuencias directas e indirectas y que involucró a seis países de la región: Angola, Zimbawe, Namibia (del lado gubernamental) y Ruanda, Uganda y Burundi (del lado rebelde).

¿Quiénes atizan esta guerra? ¡Pues los de siempre! Los neo-colonialistas Estados Unidos y los ex colonialistas Francia y Bélgica, quienes conocen al dedillo las materias primas de la región y ahora se disputan con los inversionistas chinos concesiones mineras para la explotación de diamantes y oro, pero sobretodo, la de una riqueza en especial: el coltán, un mineral del cual el Congo posee el 80% de las reservas mundiales. ¿Y qué hace tan especial al Coltán? Resulta que con el Coltán se elaboran los condensadores electrolíticos de tantalio que se usan en la fabricación de teléfonos móviles, consolas, GPS, televisores de plasma, ordenadores portátiles y reproductores de mp3…
Mientras la guerra civil cegaba millones de vidas (1998-2002), 3,9 millones de kilos de Coltán fueron extraídos y tasados en el mundo occidental por un valor de 793 millones de dólares, ninguno de los cuales se quedó en la nación africana.

La actual guerra en el Congo ha desplazado a más de 250,000 personas que se suman al más de 1 millón que habían huido desde Ruanda, poblaciones completas que hoy se encuentran en medio del fuego cruzado, unos intentando regresar a Ruanda y la mayoría huyendo a donde sea.

Y como es de esperar, la aplanadora del consumismo global lanza sus nuevos modelos de celulares y componentes al mismo ritmo que las ametralladoras en África.

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