miércoles, 7 de febrero de 2024

Entrevista a Dark Barahona: Tegucigalpa como una milf

 


Tegucigalpa como una milf.

Dentro de un par de semanas Darwin Barahona (Tegucigalpa, 1980) presentará su libro Un dios underground, que es parte de la trilogía de la que también forma parte Uncle crazy y Sex devil, ambos inéditos.  Estaciones del hambre punk sería como su tour de force. Me ha dado la estafeta para que sea yo quien lo presente. Ya estamos buscando lugar, lo hacemos a lomo de caballo, disparando el arco a galope como los hunos o los cosacos de las estepas. Y de las estepas habla mucho Darko, incorregible viajero que se sumergió una buena temporada en Rusia, Ucrania y Alemania, para luego recalar en esta nuestra milpa, como tanto le gusta decir de Honduras.

Conocí a Dark (sí, tiene múltiples diminutivos: Dark, Darko, Xibalba Star…, así de polisémico como los apelativos que los eslavos le dan a sus seres cercanos) allá por el año 2002, cuando me invitaron a dar una charla creativa al Grupo literario ADAN, que también incluía a Carlos Palma, Dénnis Ávila, Carlos Ordóñez, Rodion Martínez, Guillermo Brune, Zadick Córdova y otros que, desde entonces, siguen siendo para mí piezas insustituibles de la realidad creadora literaria que me motiva a seguir haciendo memoria viva. Luego la noche fue el safari, la plática, el oráculo que hablaba a través de las amistades que convocaban y siguen convocando los bares del centro de Tegus. La narrativa de Darko está hecha de esta transhumancia casi dantesca y llena del abordaje gonzo que tanto apreciamos cuando se trata de darle crónica a la Tegucigalpa oscura que viaja con nosotros, hasta en las pesadillas.

Fabricio

Lo que tendremos ahora es una plática. Hoy es 4 de enero del año 2023, estoy con Darko, Darwin Barahona, narrador, cronista de crónica negra, así como su alias, un xibalba star.

Este término lo acuñaste en tus crónicas en Facebook, ¿verdad?

Darko

Claro, porque a mí me gusta llevarme mucho en el centro de Teguxibalba. Amo Tegus. Y una vez estaba en el Hoyo de Merrian y e poeta Novoa mencionó a Teguxibalba, y empecé a ver todas las escenas de un Xibalba Star… (risas, Rod Stewart en los parlantes de Paradiso: “Da ya think I’m sexi”) Y Florián… gracias que lo mencionés… Flor fue uno de los que más me apoyó, él me enseñó muchas cosas que yo no sabía cómo iba encontrar, libros como el de Christopher Bram, El padre de Frankestein. Digamos ese feedback que es importante para mí, a mí no me importa que seas millonario o no, si tenés un feedback conmigo todo va bien, porque sin crueldad no hay fiesta, como dice Friedrich Nietzche, y volviendo a remosntar ese tema de Xibalba Star es como… bueno, yo pensé que se lo había inventado el poeta Novoa, pero dicen que fue el poeta Vindel (Javier), nunca he hablado con él, pero es un término que ocupamos porque es un realismo sucio-patastera.

F.

¿La patastera por qué?

D.

Es que un día miré a mi padre en su camioneta. Por cierto, ese día lo chocaron, le pegaron por atrás y empezó aquella hecatombe de golpes y todo eso, porque le pegó un BMW y mi padre conduce una Ford tranquila, del año del culo y el tipo que lo chocó me deja sorprendido porque le dice a mi papá que él tiene un pijazo de títulos, y después los dos se perdonaron, entonces yo quedé pensando “wow, estos majes qué energía malgastada”. Es así. Patastera.

F.

¿Sos de Sabanagrande, del sur?

D.

Sacahuato, Sabanagrande, Los Infiernitos, inframundos y todo eso.

F.

Pues no tenías que ser diferente si venías de un lugar cercano a los infiernitos.

D.

Claro, Fab.

En ese momento interrumpen las cervezas, pero Darko también ha pedido un té. Tears for fears canta “Everybody want to rule de world”.

F.

Bueno, aquí estamos viendo la famosa combinación té con Piba (cerveza, en ruso), si los británicos le echan leche los rusos le echan cerveza -apunta Darko.

Contame como fue el proceso de Estaciones del hambre punk. ¿Está basada exclusivamente en Pio Rico (bar del centro, muy visitado por la movida del centro de la capital)?

D.

No necesariamente del todo, porque hay estaciones de cuando viví en Berlín, en Estados Unidos. Esa es una crónica de cómo era mi mundo… ahora soy más tranquilo.

Mientras sigue tomando su Piba-Té, hago la reflexión de que en las lecturas de Dark lo primero que se encuentra es una fragmentación de los tiempos y espacios en que él se mueve. A veces está hablando de un pub en Belfast, de una calle en Berlín, igual que de un estanco puro en el centro de Tegus. Le pregunto entonces ¿cómo asumís esa fractalidad?

D.

Mirá yo lo asumo como un camaleón. Yo soy un camaleón que agarra el color del momento, soy un escritor de método, me gusta experimentar, porque también ha sido muy curioso que he visto ultras, revos de todos los países (barras bravas de fútbol. En este caso se refiere a las barras de los dos equipos más importantes de la capital: Olimpia y Motagua), y hay un respeto que tienen conmigo por este libro de Estaciones del hambre punk.

En toda la entrevista nos acompaña silencioso Eddie Menzi, un músico de combate underground que por cierto momentos me escanea, como si Darko fuera el interrogador bonachón y él la oscuridad que me espera si trastabillo en una pregunta. Al final es un muy expresivo y entra en confianza comedida. Un gran artista. Darko lo mira cuando sube a su vaso de Piba-Té y lo mira de reojo. Lo presenta cuando le pregunto sobre sus relaciones o interacciones en Tegucigalpa.

D.

Eddie Menzi es uno de mis mejores amigos, es pianista (“estudio música clásica”, interviene Menzi), hace de todo.

No falta en ese instante mencionar a Zadick Córdova, el gran Valzak, duo dinámico de las noches de principios de siglo en la que junto a Darko y él nos embarcábamos en la noche de Tegucigalpa sin dejar de hablar de cuentos, zafaris y poesía mad max.

D.

Mirá, él es uno de los pilares, ha creído mucho en mí.

F.

Sí -le confirmo-, siempre te menciona. Me leyó hace mucho rato unas experiencias que tuvo en una plataforma petrolera en el Golfo de México. Decía que eso era bueno para agarrar carácter.

D.

No, es que lo que pasa, Fabri, es que cada quien sabe qué pedo.

Veo hacia la calle, reflexiono a profundidad sobre todo ese silencio que construye esta última frase. Dobo decir que he visto mi propia mirada en muchos cuando una comprensión inasible llega al grupo al decir esta frase lapidaria. “Cada quien sabe qué pedo” es una frase de sabiduría a la altura de un samurai que se apresta a dejar su familia para enfrentar su última batalla, o por igual, es un silencio íntimo que nadie puede indagar más allá, por pudor, por solidaridad. Algo así como en Saving Private Ryan el Cabo Upham -el peor soldado-aprende el trora [1]de la tropa (código cerrado, conjuro grupal para alejar amenazas o afianzar camaradería).

A mí me gusta tanto Teguxibalba, es mi ciudad -continíua Darko- , yo camino por todos lados aquí, nunca me ha pasado nada, “hey, ahí viene el Dark… pum!”, allá otro me saluda. Me gusta escuchar a los chikis. “¿Me puede regalar un libro?”, esto esto esto… ¡amo Teguxibalba! Para mí es como una Milf que quiere ser niña y anda con los ojos bizcos como Oh Fortuna. Mi abuelo siempre me decía este es tu país y a cualquier lado que vayás sentite seguro.

F.

Tegucigalpa termina aceptando a los seres de la noche, los protege de alguna forma ¿verdad? (Deff Leppard asume la música ambiente, “Hysteria”)

D.

Oime! La última vez estuve bebiendo ahí con los chikis, y me dijeron Darko… te protegemos.

No puedo dejar pasar la referencia de los chikis comentándole a Dark sobre los textos que abren mi libro de cuentos La Era Pre Schuman, Las crónicas del chiki. “Su lenguaje es autodeterminativo” -le digo- “una consigna espacial”.

D.

Ese es el futuro. ¿Por qué creés que cuando me dice un chiki, “hey Darko, mera pija, me gusta lo que hace”… yo siempre planteo un post. Me pierdo un mes y los chikis están de que u, hey Darko, qué pasó. Hacer lo que hago es como un acto de rebelión, es decir, hey, este es mi aporte a la sociedad. Anarquía, nihilismo. Hay momentos en que uno quiere desaparecer como Rimbaud, quiere ser como Gauguin. En post de Facebook he tirado tres novelas, en sincronía. No me quejo. He hecho otra reedición de mis tres libros. Flor (el poeta Edgardo Florián, ya fallecido) siempre me decía: puta maje, si yo vendo confites… lo extraño, porque si no hubiera sido por él no publico ni mierda.

F.

Contame, ¿Cómo se miraba Honduras desde el bar más perdido de Kiev?

D.

Hermoso. Sabés, Honduras significa nada en ruso. Y los majes me decían siempre Yuri, Yenka, Sasha… Sasha es un nombre privado, en público es Alexander… y me decían por qué putas no me llamaba Hugo, porque en ese tiempo estaba Hugo Chavez. La depresión que cargaban ellos es muy poderosa, pero yo sobreviví a eso. Yo los miraba leyendo a Pushkin, es un león… respeto mucho a Chejov y a Perlman, el creador de la ciencia ficción. (Suben el volumen en Paradiso, Guns n’ Roses toca las puertas del cielo}

F.

La intertextualidad es muy notoria en tu narrativa. Decime la intertextualidad que te brinda Tegucigalpa.

D.

Pues sí que tiene: ¡todas las personas con que me llevo… soy un ladrón de historias! Yo no puedo venir y ser puro, los chikis me dicen ¡ay, escribís sobre mí! Y tengo influencias de Waltz, hay que gente que dice de Bukowski, pero no, quizá Michel Houellebecq… Günter Gras también, leerlo en alemán es bien complicado. Yo estuve estudiando alemán por siete años, lo hablo. Y ni qué hablar de La Divina comedia. En mi círculo íntimo hablamos de cine, de música, pero tengo mis otros amigos que me van a llorar porque no saben ni pija, y tengo los otros que son buitres.

F.

Lo que has visto de cine ahorita ¿qué te interesa?

D.

Miré esa de Reptiles (dirigida por Grant Singer), me gustó. A mi me gusta el cine bien lento… sale Alicia Silverstone, y por cierto le mando un saludo a mi novia que se parece a Silverstone.

F.

Uy sí, el regreso de Alicia desde los video clips de Aerosmith, en su gran salto mortal de las musas resucitadas. Pues bien, Dark ha estado siempre presente en una generación muy mía. Puede ser como un Plutón del sistema solar, definirse si existe o no como planeta. Darko siempre ha estado en el circuito poético y narrativo de Tegucigalpa desde que yo tengo memoria. ¿Cómo te has sentido de no estar en el centro?

D.

Yo me siento complacido, porque crecí en un ambiente muy intelectual. Mis tíos les dieron clases a ellos. Mi tío poeta Fausto Maradiaga, Alexis Hernández, fueron profesores de ellos y eso marca un privilegio que tuve al crecer con las personas correctas.

Justo en este punto de la entrevista, por telepatía, Anita, la administradora de Paradiso, pone Crazy, de Aerosmith. Los retratos en las paredes del patio se estremecen, como hojas del árbol del bien y el mal enfrentando las ondas herzianas de aquello que no tenía previsto cantar Pablo Milanés, Serrat y todos aquellos que eran el fondo musical del Paradiso de los años noventa. Y no es que Aerosmith sea la moda hoy, es que cada quien carga su música, como si una ouija relevara la aguja de un viejo long play y a pura música adquiriera sentido este lugar de reecuentros y fantasmas. Darko retoma:

Crecer con mis tíos era increíble porque a mi primo Leo lo castigaban leyendo a Charles Dickens… pues entendí que no es que me sienta como Plutón, pero si entendí el mensaje. A mi me gustaba mucho leer a Dostoyevski, a Solyenitzin. Me gustan las maratones, no me gustan las carreras de cien metros, y yo nunca le dije a los amigos que seleccioné (que escribía), ellos se dieron cuenta por sorpresa.

F.

Definitivamente la literatura rusa es tu predilección.

D.

Davai, davai! Definitivamente tengo mi cultura vertebral en ellos. Me gusta mucho Mayakovski pero la mera V. es Pushkin. Leí El Doctor Zhivago de Pasternak, a Nabokov.

F.

¿Y cómo sentís cuando vas allá, a la aldea?

D.

Amo a Honduras. No publicaría en otro lado. Amo todo lo que produce Honduras, aunque sea gangrena. El Dios Underground trata de un tipo que es millonario y quiere estar en estado de coma. A veces creo que El Dios Underground son las drogas… el quiere estar en estado de coma y le pegan la vivida de su vida porque se encuentra a un doctor ruso, y lo engaña, y le roba los órganos. Entonces se vuelve un super héroe. Es el primer libro de la trilogía. Siempre está hablado en primera persona, como memorias.

F.

¿Qué necesidades ves en la literatura hondureña actual?

D.

Vivir. Vivir y viajar.

F.

Viajar no solo es imaginar, ¿no es así?

D.

Si vos tenés la oportunidad de ir a Tela debés imaginar la creatividad, porque sino te volvés operario. Ya porque sepás usar Photoshop o Illustrator no te hace diseñador gráfico, solo porque alguien te dice que sos mera V creando si no tenés feedback no tenés nada. Al viajar activás tu visión periférica, tu intuición se vuelve más tigre, más jaguar.

F.

Bueno, tenemos cuatro conceptos aquí: Tegucigalpa como una Milf, tenemos a Teguxibalba Star, tenemos el entender a Darko inseparable de la literatura rusa y alemana, y tenemos el sentido del viaje. ¿Cuánta de esa literatura que has leído has encontrado en Honduras?

D.

Mirá, eso es lo hermoso de Honduras. Es como mirar a Picky Blinders desde el ángulo de Arthurs, estamos en esa época. Vos sabés muy bien que todos somos un barómetro social, cada sociedad va a tener su narco pijudo o su artista pijudo. Vos tenés al narco que refleja lo que sos en tu país, y también tenés al artista que refleja a tu país (Dust in the wind, de Kansas, inicia sus arpegios. Casi veo la ventisca de polvo entrar por el portón, como aquellos polvos del Sahara que atestigüé en Puerto Rico). Eso es Darko Barahona. Me gusta ser como yo. Sin límites, pero también pienso en los niños, en la juventud y todo eso. Porque decime vos, ¿Cómo se llamaba el man que llevó la nodriza hasta la luna? Todo mundo piensa en Armstrong. Una persona se hace famosa cada diez minutos en el mundo, no sé, tenés al Facebook. Yo he conocido gente que sacó un préstamo para sacar una Toyota Prado y vive en el Hato de En medio (residencial capitalina)… somos la patastera.

F.

Como los dandys de Nigeria vestidos de alta costura entre los charcos. Full guajeados.

D.

La ideosincracia de nosotros es un fenómeno. Yo que he viajado, que entro y salgo de aquí, lo olvidás. Ahora que hay mucho venezolano y haitiano seremos un montón de fucking razas mezcladas. ¡Amo eso!

F.

¿Has leído la ciencia ficción de Javier Suazo? (“Cuentos de ciencia ficción del tercer mundo”)

D.

No fíjate. Por eso te digo que hay que conocerse, hacer feedback. He leído un cuento de Calton Bhrul, de Albany. A Giovanni Rodríguez. A Darío Cálix… Gustavo Campos es la mera V. Sólo te digo algo más: mi chica sabe que Dark Barahona odia los calcetines blancos y las luces blancas. Ella sabe que mis bandas favoritas de Black Metal son Satyricon y Darkthrone. Ella sabe también que no me gusta la impuntualidad y para rematar le gusta que hable varios idiomas. Fanculo tutti! La ONU!

El cierre musical ambiental no es de Black metal en Paradiso, pero no hay duda que algo de nostalgia romántica hizo que Darko recordara a su novia, así que los herz que carga de sí mismo le han dicho a Anita que ponga Whitout whitout you, de U2. La cosa termina al suave, entonces, fiel al sabor de la Piba-Té. Indefinible underground.



[1] Trora es la frase de “desactivado” que utilizabamos los niños hondureños para igualar una acción o recuerdo compartido. Por igual neutraliza una penalización en el juego de la patada en el que se debe gritar la palabra trora para evitarla.

miércoles, 27 de diciembre de 2023

Sur del mediodía: una reseña de Guillermo Acuña, Costa Rica

La siguiente reseña fue escrita por Memo para la presentación del poemario en los salones de la Universidad Nacional de CR, en la edición del Festival Internacional de Poesía de Costa Rica, 2015. 


El sur es un lugar que reconozco

Una cálida tarde de diciembre pasado en Tegucigalpa (2014), conocí a Fabricio. Tenía referencias de su trabajo, de su animosidad y de su compromiso por amigos comunes que me fueron relatando sus historias, primero en la resistencia, luego en su convencida propuesta política. Nos saludamos. Nos dimos la mano. Creo que ese será el único momento en que Fabricio y yo nos daremos la mano en la vida, pues a partir de allí es obligado el abrazo y el acompañamiento. Así, como hermanos.

Ese mismo diciembre me acompañó solidario a la presentación de Amares, publicado por las amigas de Editorial Ixchel, de Honduras, Venus y Karen. Conocí el mítico Café Paradiso, abracé al icónico poeta Paredes, nos bebimos una cerveza en honor a esto que somos.

Meses después, volvíamos de un hermoso encuentro poético en Xela, llenos de luz, historias y sueños. Fabricio nos deleitó con su conversación y su verbo, sus trabajos con los grupos urbanos en Tegucigalpa, o la vez que estuvieron en la cárcel él y sus amigos, solo por el sospechoso rasgo particular de ser poetas.

La noche anterior, en un cierre extraordinario e inesperado del festival, me había hecho conocer Los compas, los mismos que cierran este hermoso libro que hoy presento con mucha emoción.

Es este un trabajo en ruta con tres direcciones. “Sur del mediodía” es una entrega de un ejercicio ya realizado en el 2013, que vuelve a ver la luz en este San José indefinido, metafórico, i-rreal.

Este es un libro-viaje a un país que puede ser uno mismo, lleno de paisajes, bordes, gentes, homenajes. Lugares como islas, andenes y parques, muy cercanos o bastante lejanos, repletos de defensores de la luz, que una vez quisieron amar a la patria y sucumbieron, lleno de espantapájaros de hojalata que esperan ser salvados, cargado de poemas como niños que conocen el infinito sin mediar la palabra, aunque la ausencia quisiera ser nombrada.

El sur existe. Lo que es nombrado por primera vez (como la lluvia, por ejemplo) y la historia oficial no señala, por encontrarse en el pasado y detrás de la línea que define lo que vale en la memoria. Existe y tiene gente. Gente del sur.

El sur es todo lo que hay en eso que Fabricio llama geografía de lo extraño: a la izquierda el corazón y la vida, la práctica, la resistencia, el afecto, el frío canalla que deja en pie a los congelados. Para llegar a él no es útil la cartografía oficial, lo que los libros nombran, los mapas cuentan, pues los planos se despliegan en un papel imaginario.

Podríamos encontrar un correlato de esa geografía en dos textos hermosos y contundentes:

“Esta es la geografía de lo extraño, de lo que pocos cuentan en sus cartas de viaje y a lo que yo doy mucho crédito ante los mapas vacíos”.

“A la derecha

los límites de velocidad

las señales de no girar.

A la izquierda va el paisaje,

el sol cayendo rojo

como rojo mango

en la lenta luna.”

En este libro nos mueven viajes que nos ocurren como región. El Ticabús de la nostalgia. El niño que va de espaldas en un tobogán. Cuerpos de agua que van y vienen, como ese viento sin amarras. Viajes de los que no se regresa, pues se permanece solo para ser convencido.

Pienso entonces en esos migrantes de lo cotidiano, los sin papeles, los que llenan de historias las fronteras de esto que somos, los que se trazan rutas para llegar, si es que llegan, a sus verdades, sólo para convencerse, como ha dicho ya Sayad, que la nostalgia puede ser el motor de sus viajes incesantes. Somos piel de caminantes.

Fabricio y yo, todos nosotros, vivimos en una región llena de esos tiempos, de esos héroes anónimos y vigorosos que tejen como topos las historias de nuestros países que un buen día llamaron Centroamérica. Vivimos en lugares donde es necesario imaginarse órdenes, como el niño que se cubre los ojos para hacerse invisible, como esos países de nunca jamás en sus himnos.

“Yo siempre elijo las ventanillas que dan al sur.

Por la derecha suben siempre los policías,

por la izquierda

emigran los pájaros”.

Este libro nos entrega cientos de imágenes desde el lápiz de un fotógrafo de corazón de hierro y lata, que va captando lo que ve, en su vieja cámara de tonos sepia, pulmón de cuarzo: la mortalidad inmediata del mar y su primera vez primera, la ballena recurrente, la ciudad y sus árboles como recuerdo, la ciudad vieja y su silencio, las plazas con regazo que alivian el dolor de la gente, las fotos de familiares presos que podrían estar en estos momentos en el más absoluto de los olvidos, el polvo de un país que se derrumba (acá nos recuerda el poeta la insoportable realidad de las cosas, el trajinar de una región llena de golpes de estado, exclusiones, expulsiones, marginalidades, realidades fácticas).

La cámara como constelación de cuerpo que se une con el poeta para mirar más allá de lo que el ojo percibe. Este es un libro con una voz tiernamente desgarrada, llena de tonalidades donde la id y el regreso pululan y se resguardan, acometen y se contraen.

“Respiro y hablo,

advierto y predigo,

y aún así nada es suficiente”.

Es un pasaporte donde el poeta espera por el amor raro de las irlandesas, se declara duro, pero se derrumba con la sal y sus aguijones (“Llevo también la estampa de una familiar preso y golpeado”), se apertrecha en una identidad marcada por la angustia de la pregunta sobre quién es:

“¿De dónde es usted?

¿para quién escribe?

¿Cuánta tierra le tomará para volver a su tierra?”

En este viaje del poeta hacia el centro y el sur, reconoce que se puede mentir a la ley del movimiento, pues hay instancias y parajes que no necesitan ser conocidas de cuerpo presente, aunque creamos estar allí, apreciar sus olores y sus ritos. Conoceremos el hielo, amaremos en Escandinavia, traficaremos con dulces de Esquipulas. Seremos entonces empleados por las horas. Hablaremos en conversaciones donde lo central no sea la poesía, sino el silencio.

 

De todas esas cosas, estoy seguro, nunca seremos salvados.

 

Guillermo Acuña

Heredia, Costa Rica

13 de octubre de 2015.


 

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Arthur C. Clarke sobre la simbiosis de máquina y mente (I.A)


En la última escena de la película Una odisea espacial 2001, vemos al embrión de feto humano como alfa y omega del universo planteado. ¿Cómo era posible ese reinicio luego de que la misma inteligencia artificial de HAL se mostrara como el horizonte definitivo y que lo humano quedara irremediablente atrás? En este extracto de la novela puede estar una posible explicación.

 "Si había polémica entre los físicos, no era nada comparada con la surgida entre los biólogos, cuando discutían el viejo problema: '¿Qué aspecto tendrían los extraterrestres inteligentes?' Se dividían en dos campos opuestos... argumentando unos que dichos seres debían ser humanoides, y convencidos los otros de que "ellos" no se parecían en nada a los seres humanos.

En abono a la primera respuesta estaban los que creían que el diseño de dos piernas, dos brazos, y principales órganos sensoriales de superior calidad, era tan básico y sensible que resultaba difícil pensar en uno mejor. Desde luego, había pequeñas diferencias como la de seis dedos en vez de cinco, piel o cabello de raro color, y peculiares rasgos faciales; pero la mayoría de los extraterrestres inteligentes -en abreviatura generalmente empleada, de los E.T.- serían tan similares al Hombre, que podría confundíseles con él, con poca luz o a distancia.

Este pensar antropomórfico era ridiculizado por otro grupo de biólogos, auténticos productos de la Era Espacial, que se sentían libres de los prejuicios del pasado. Señalaban que el cuerpo humano era el resultado de miloones de secciones evolutivas, efectuadas por azar en el curso de periodos geológicos dilatadísimos. En cualquiera de esos incontables momentos de decisión, el dado genético podría haber caído de diferente manera, quizá con mejores resultados. Pues el cuerpo humano era una singular pieza de improvisación, lleno de órganos que se habían desviado de una función u otra, no siempre con mucho éxito... y que incluso contenían accesorios descartados, como el apéndice, que resultaban ya del todo inútiles.

Había otrops pensadores -Bowman lo hallaba así también- que sustentaban puuntos de vista aún más avanzados. NO creían que seres realmente evolucionados poseyeran en absoluto un cuerpo orgánico. Más pronto o m;as tarde, la progresar su conocimiento científico, se desembarazarían de la morada propensa a las dolencias y a los accidentes, que la Naturaleza les había dado, y que los condenaba a una muerte inevitable. Reemplazarían su cuerpo natural a medida que se desgastasen - o quizá antes-, por construcciones de metal o de plástico, logrando así la inmortalidad. El cerebro podría demorarse algo como último resto del cuerpo orgánico, dirigiendo sus miembros mecánicos y observando el Universo a través de sus sentidos electrónicos... sentidos mucho más finos y sutiles que aquellos que la ciega evolución pudiera desarrollar jamás.

Hasta en la Tierra se habían dado ya los primeros pasos en esa dirección. Había millones de hombres que en otras épocas hubiesen sido condenados, que ahora vivían activos y felices gracias a miembros artificiales, riñones, pulmones y corazones. A este proceso sólo cabía una conclusión... por muy lejana que pudiera estar.

Y, eventualmente, hasta el cerebro podría incluirse en él. No resulaba esencial como sede de la conciencia, como lo había pribado el desarrollo de la inteligencia electrónica. El conflicto entre mente y máquina podía ser resuelto al fin en la tregua eterna de la completa simbiosis.

Más, ¿era aún esto el fin? Unos cuantos biólogos, inclinados a la mística, iban todavía más lejos. Atando cabos en las creencias de diversas religiones especulaban que la mente terminaría por liberarse de la materia. El cuerpo-robot, como el de carne y hueso, sería solamente un peldaño hacia algo que, hacía tiempo, habían llamado los hombres "espíritu".

Y, si más allá de esto había aún algo, su nombre no podía ser otro que el de Dios."


A.C. Clarke

Una odisea espacial 2001

jueves, 12 de octubre de 2023

Taller de interpretación poética desde la fotografía



Se me ha dado esta oportunidad de disertar o reflexionar sobre uno de mis más constantes dilemas: la luz o la palabra. Intentaré, pues, trasladar la forma en que veo difuminada esa frontera.
 

lunes, 11 de septiembre de 2023

Pedro Salinas, poema

 

Fotografía: Fabricio Estrada. Tegucigalpa, La Concordia, sept. 23

10

Amor, amor, catástrofe.

!Qué hundimiento del mundo!

Un gran horror a techos

quiebra columnas, tiempos;

los reemplaza por cielos

intemporales. Andas, ando

por entre escombros

de estíos y de inviernos

derrumbados. Se extinguen

las normas y los pesos.

Toda hacia atrás va la vida

se va quitando siglos,

frenética, de encima;

desteje, galopando,

su curso, lento antes;

se desvive de ansia

de borrarse la historia,

de no ser más que el puro

anhelo de empezarse

otra vez. El futuro

se llama ayer. Ayer

oculto, secretísimo,

que se nos olvidó

y hay que reconquistar

con la sangre y el alma,

detrás de aquellos otros

ayeres conocidos.

!Atrás y siempre atrás!

!Retrocesos, en vértigo,

por dentro, hacia el mañana!

!Que caiga todo! Ya

lo siento apenas. Vamos,

a fuerza de besar,

inventando las ruinas

del mundo, de la mano

tu y yo

por entre el gran fracaso

de la flor y el orden.

Y ya siento entre tactos,

entre abrazos, tu piel

que me entrega el retorno

al palpitar primero,

sin luz, antes del mundo,

total, sin forma. caos.


P.S.

De "Aventura poética", CATEDRA Letras Hispánicas, Edición de David L. Stixrude, 1986.

viernes, 23 de junio de 2023

Episodio 114: Fadir Delgado-Colombia, entrevista


 La entrevista con Fadir fue concentrándose en el tema de la territorialidad de la poesía y cómo, de ser lenguaje, incide en la lengua. Poeta de fuerza incontestable, Fadir nos habla aquí del bilinguísmo en Puerto Rico en contraste con los usos de anglicismos en Colombia y en Honduras. La entrevista fue realizada el día de la clausura del XII Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico, 2023.